¿Qué diferencia un producto ecológico de uno convencional?
Los alimentos ecológicos son productos certificados bajo normativa europea que
garantizan unos estándares de calidad en todo su proceso de producción, elaboración,
envasado y comercialización. Los alimentos vegetales han sido producidos bajo un
sistema de cultivo sin abonos o pesticidas de síntesis química, que fomenta la
biodiversidad del suelo a través de varias técnicas como la rotación de cultivos o la
lucha biológica contra los enemigos de las plantas. En cuanto a la ganadería, esta se
basa en un sistema que proporciona unas condiciones de bienestar dignos,
respetando al máximo las necesidades biológicas y de comportamiento y respetando
los ciclos naturales; además, los animales de la ganadería ecológica tienen acceso a
pastos o patios, toman leche natural y solo comen pienso o forraje ecológicos. Y
finalmente, en cuanto a la elaboración, los productos agrarios vegetales o animales
transformados se obtienen mediante técnicas que minimizan la contaminación y las
pérdidas de propiedades naturales, restringiendo el uso de aditivos y auxiliares
tecnológicos.
¿Por qué consumir ‘bio’?
Optar por los alimentos ecológicos significa apostar por una agricultura y ganadería
respetuosas con el medio ambiente, por una alimentación de calidad que cuida la
tierra y las personas. Hay cada vez más estudios que defienden que los alimentos bio
son más respetuosos con el medio ambiente, más nutritivos y con más propiedades
organolépticas. Se trata de productos con una garantía de calidad diferenciada que
viene dada por su certificación, que avala el cumplimiento de las normas estrictas de
producción ecológica de la Unión Europea.
¿Qué gana nuestra comunidad cuando consumimos productos ecológicos?
Gana un suelo más fértil, un grupo fuerte de agricultores locales, una diversidad de
producto de gran calidad organoléptica y confianza en un sistema productivo que lucha
contra el cambio climático y que ofrece alimentos nutritivos y que vienen avalados por
una certificación europea exigente.
¿Qué papel tienen que jugar el pequeño y medio comercio?
Los minoristas tienen el reto de ser la punta de lanza del producto ecológico y local, de
calidad, ante la gran distribución. Esta última ha hecho mucho para acercar el alimento
bio a más capas de la sociedad y lo continuará haciendo, pero una sociedad que
quiera apostar por la soberanía alimentaria, un justo precio o unos alimentos buenos y
sinceros, tiene que cuidar el comercio de proximidad, de barrio, tiendas, mercados y
supermercados. Su papel seguramente sea este: apostar por su hecho diferencial, es
decir, por la atención personalizada. El comercio minorista fideliza la clientela
prescribiendo los mejores alimentos para las cestas de nuestros hogares.
¿Qué aportan acciones promocionales como la “Setmana Bio” al consumidor y la ciudadanía?
La Semana Bio es una gran oportunidad para acercar más el mundo ecológico a la
sociedad, en especial a las familias, tanto en el campo o las granjas, como en los
centros educativos. La Generalitat de Catalunya emprendió este proyecto hace siete
años y ha sido posible gracias a la implicación del sector, que es quien organiza y
ofrece las actividades variadas que podemos ver en la oferta de acontecimientos de la
web setmanabio.cat. Este año esperamos que se celebre en otoño, del 15 al 27 de
octubre, con las mejores condiciones posibles y que esta edición suponga una vez
más la oportunidad para que más gente conozca qué sistema productivo de calidad
certificada hay detrás y cuánta gente está implicada en este mundo tan honesto de lo
ecológico.
¿Cómo pueden las administraciones ayudar a potenciar el consumo de productos ecológicos? ¿Qué más os gustaría que hicieran?
Nosotros, como entidad de control y certificación, continuamos pidiendo una apuesta
gubernamental para fomentar, por un lado, las producciones, con más ayudas a la
conversión y a la certificación; y, por otro lado, el consumo, actuando en frentes claves
como el de la publicidad institucional y los comedores públicos, además de educar
en las primeras etapas educativas en una buena alimentación sana, variada y
ecológica. Otro aspecto esencial es el de fomentar la investigación y la producción
ecológica, para adoptar técnicas cada vez más eficientes y aumentar la productividad.
Hay que ir hacia un plan de acción potente con presupuesto como el del periodo 2008-
2012.
Según un estudio reciente, por cada euro gastado en alimentación no ecológica el coste para la sociedad es del doble (2€). ¿Por qué cree que no sube el estado los tipos impositivos a los productos que, objetivamente, hacen enfermar a la población?
La alimentación ecológica necesita un impulso, pero quizás no tiene que venir
castigando otros tipos de alimentación, sino por el convencimiento del consumidor, y
esto ya está pasando. El crecimiento del bio es imparable. Somos presente y futuro de
la alimentación.